Como ya comentamos en el anterior post, uno de los factores más importantes que afectan sobre el envejecimiento de la piel son los filtros solares.
Por ello, siempre que vayamos a tomar el sol es necesario un filtro adecuado a nuestro tipo de piel.
También es
necesario aplicar un cosmético reparador todos los días para prevenir el envejecimiento de la piel y el cabello, ya
que en esta época del año la piel se ve castigada de la siguiente forma:
- Piel seca o
tirante
El principal daño
que sufre la piel es la pérdida de hidratación. Durante todas esas horas al
sol, la piel ha ido soportando los rayos solares, el viento deshidratador, el
agua de mar, el calor que abre los poros y nos hace sudar más, etc., causando daños que debemos enmendar lo antes
posible con activos como el aceite de germen de trigo o el aceite de almendra dulce.
- Piel irritada
En ocasiones, la
piel ha sufrido un cierto deterioro general, y se presenta más gruesa, con un
tono más apagado. Para estos es necesario utilizar activos que recuperen el
tono, elasticidad y grado de hidratación de la piel como los extractos
naturales de grama o manzanilla.
- Manchas
Cuando el tono de
bronceado se va apagando, puede que en nuestra piel aparezcan las temibles
manchas. Para eliminarlas, hay varios productos que tras una aplicación constante
se puede notar una mejoría. Los activos
empleados suelen ser el acido ascórbico, la melatonina o el ácido kójico.
-
Foto-envejecimiento.
La exposición al
sol, acelera el proceso de envejecimiento de la piel, con la formación de
radicales libres. Para minimizar sus efectos sobre nuestra piel, usamos
productos en cuya composición estén presentes los llamados antioxidantes. Por ejemplo, los productos con
polifenoles de uva, son un potente antioxidante, y ayudan a hidratar la piel en
profundidad.
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