¡Estamos
de vuelta!
Ésta vez
queremos hablaros del masaje, ese famoso tan desconocido. Si bien un masaje es
básicamente una forma de manipulación de las capas externas y los músculos
mediante el uso de diversas técnicas, la gran variedad de las mismas ha dado
lugar a múltiples tipos de masajes con diversas aplicaciones y efectos.
La
existencia de los masajes es tan antigua como el propio ser humano e incluso
anterior, ya aplicando nuestros antepasados técnicas de frotación y fricción
para calmar dolores en una zona contusionada, por ejemplo. Con el tiempo, cada
civilización iba aportando nuevas técnicas, aplicaciones y significados; Así en
el antiguo Egipto los sacerdotes lo utilizaban con fines curativos , en la
Grecia clásica para tratar a los atletas, India añadió además los fines
rituales con técnicas como la aromaterapia, etc.
Sus usos
son muy variados, desde el medicinal, de
recuperación, deportivo, de relajación…
Ello se debe a los efectos que sobre el organismo tienen la aplicación de sus
técnicas. A nivel mecánico los efectos son locales, en la zona masajeada, o
reflejos (a cierta distancia de la zona donde se produce). Actúa sobre la
circulación de la sangre, a nivel del sistema nervioso, en huesos, músculos y
piel desembocando en sus múltiples efectos beneficiosos.
Hay que
destacar que, como todo, los masajes también tienen contraindicaciones, por lo que siempre es
recomendable que lo realice un profesional cualificado cuando se buscan fines
terapéuticos. ¡Vuestro cuerpo y mente lo agradecerá!
¡Esto por hoy! Si os ha gustado, comentad y a por un buen masaje relajante
¡Hasta la semana que viene!
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